martes, 10 de noviembre de 2015

Akkas

Los campesinos y trabajadores se encuentran en la base del sistema de castas de la India sólo por encima de los parias (dalits), dedicados a las labores de limpieza y los trabajos peor considerados (incineraciones, manipulación de excrementos..).
Existen reglas de comportamiento estrictas que limitan a las personas que corresponden a una determinada casta, de manera que cada quien tiene su papel en la sociedad y no puede cambiarlo. Cada casta tiene su religión y su oficio. Hay infinidad de subcastas dentro de las principales definidas en el Rig-Veda: sacerdotes o brahmanes, guerreros o kshatriyas, comerciantes o vaishas, campesinos o sudras y dalits o intocables. Aunque la ley abolió toda discriminación basada en el sistema de castas, aún hoy día perviven las costumbres ligadas a esta jerarquía en la vida cotidiana.
Afortunadamente, aquí en Anantapur, la Fundación ha hecho un trabajo excelente para mejorar la vida de los parias y los grupos tribales. Las akkas, encargadas de las labores de limpieza, cuidado y servicio en el Campus, corresponden a una de las castas más bajas e impuras. Sin embargo, yo no los veo un color diferente. Y si de verdad es el kharma lo que determina una mejor reencarnación, la bondad que transmite esta gente les llevará a la cúspide de la pirámide.

1
Comenzaron a decirme sus nombres. Nalama, Kantama, Kalama, Shivama. Me pregunté por qué todas tenían un nombre que terminaba de la misma forma. No era noche Luna Llena, pero me habían prometido ponerme henna en las manos. Me dibujaron un redondel en la palma de la mano, con una pasta fresca y pringosa. Estábamos todas sentadas en el suelo y ellas parloteaban en telugu. Me explicaban las razones de aquella tradición. Es bueno para la salud. Y un atributo de belleza en India. Me quitaron las sandalias y también me pusieron henna en los pies. Luego nos tumbamos boca arriba para ver las estrellas y ellas seguían charlando y yo respondía undi, ledu-ledu, concham. Y les recordaba que me daban miedo las serpientes, que no fueran a dejarme sola allí. Se reían. Era un círculo de mujeres. De edades heterogéneas. Y yo había entrado en él a través de aquel ritual. En ese momento dejé de ser la madame a la que servían el desayuno y la cena y me convertí en una más.

2
Me imita siempre cuando hablo. Nunca ha tenido ninguna vergüenza. Se ríe a carcajadas. Es feliz. Y curiosa. Nos mira cuando trabajamos a través de la ventana. Hace su trabajo con amor. Incluso la forma que tiene de cortar las verduras es amable.
El sábado tuve un ataque estomacal y me tumbé en la alfombra del aula debajo del ventilador para descansar un poco. Ella apareció de repente, sin haberle llamado y me pidió que me tumbara boca abajo. Amama masagge pillola. Entendí algo como que su abuela le había enseñado una técnica ayurvédica cuando era niña para mejorar los dolores de estómago.
Me masajeó las lumbares y me pellizcó la columna con cuidado y los brazos y piernas de un modo ágil y rápido. Unos minutos después yo había recuperado el color.
- Tú, chamana- le dije.
Y se partía de risa.

3
Les dijo que venía de Kalyandurg, que era médico. Le preguntó a la más viejita por qué respiraba con tanta dificultad. Le prometió auscultarle después de la cena. Una tras otra fueron entrando a la noche en casa, consultándole todas sus dolencias a mi amiga y convirtiendo mi habitación en una sala de urgencias. 

4
Le dije que su sonrisa era very nice. Le aclaré. Mucho más guapa cuando tú ríes. Y acompañé las palabras en castellano con un par de gestos referenciales. Ahora no deja de sonreír cuando me ve. Con unos dientes blanquísimos. Hoy me regalado un semi-abrazo (uno completo es casi imposible en esta cultura) y después me ha dicho:
-         Akka, ledu. Raji.
A lo que yo he respondido con una sonrisa plena de satisfacción.
-         Madame, ledu. Gema.




1 comentario:

  1. Lo que me llama la atención es esa forma tan tuya de hacer que todos estemos cómodos y relajados a tu alrededor. Quizá tú no la percibes pero envuelve todo lo que eres y haces. Muchísimas gracias, CV compañera de viaje. Te echo mucho de menos.
    Un beso de los enormes

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